BATALLA DE AYN ŸALUT (1260)

Ejércitos Mongoles (Tártaros) y Musulmanes.
Una de las victorias mas importantes, sin embargo, fue en el oasis de dunas de Ain Ÿalut ("La fuente de Goliat"), en la actual localidad Palestina de Ein Harod (a mitad de camino entre Afula y Bet She'an), el 3 de septiembre de 1260. Ese día, el general Baibars (El Ballestero) y el sultán Qutuz (g.1259-1260) derrotaron a un poderosísimo ejército mongol de alrrededor cincuenta a sesenta mil hombres y diez mil jinetes enviado por Hulagú (el nieto de Gengis kan) al mando de Ketbogha. La estrategia de los mamelucos fue una copia casi exacta del ardid por el cual el general cartaginés Aníbal Barca venció a los romanos en Cannas (agosto, 216 a.C.). La infantería musulmana (unos veinte mil) al mando del sultán Qutuz Ibn Abdullah aguardó fuera de la vista del enemigo mientras Baibars y sus doce mil jinetes fingieron hacer un ataque masivo y luego retrocedieron. Los mongoles persiguieron a lo que se retiraban, sin percatarse por la rapidez de la acción y la polvareda reinante que eran conducidos al centro de una pinza que se cerró inexorablemente en el momento preciso, mientras la caballería mameluca giraba en redondo y contraatacaba. Ketbogha sucumbió en el combate. Esa finta de Baibars consiguió el triunfo.
Esta batalla fue una de las más importantes de la historia, comparable a la de Gaugamela (1 de octubre, 331 a.C.), por la que Alejandro conquistó el Imperio persa, a la de Hastings (14 de octubre, 1066), por la que Inglaterra pasó a manos de los normandos, a la de Waterloo (18 de junio, 1815), por la que Napoléon fue definitivamente vencido, o a la del Alamein (23 de octubre-4 de noviembre, 1942), por la que el Afrika Korps de Rommel fue frenado y desbandado a las puertas de El Cairo. Dice el medievalista británico Steven Runciman: «La victoria mameluca salvó al Islam de la amenaza más peligrosa con que se había enfrentado nunca. Si los mongoles hubieran penetrado en Egipto no habría quedado ningún estado musulmán importante en el mundo al este de Marruecos» (Historia de las cruzadas, Alianza, Madrid, 1997, vol. III: El Reino de Acre y las últimas cruzadas, pág. 289).
Es lícito especular acerca de lo que pudo pasar en Ain Ÿalut si hubieran resultado los mongoles victoriosos, y sobre todo cómo habría cambiado la historia del Mediterráneo, y con ella la civilización del Islam, la cual hubiera prácticamente desaparecido. Recordemos que ya en ese año crucial de 1260, grandes ciudades musulmanas como Bujará, Samarcanda, Gazni, Herat, Merv, Nishabur, Hamadán, Tabriz, Mosul, Alepo, Damasco habían sido saqueadas, casi destruidas y sus habitantes pasados a cuchillo o violados. Los sabios del Islam con sus universidades (madrasas). bibliotecas, observatorios, laboratorios y miles de descubrimientos invalorables atesorados en seis siglos se perdieron para siempre y fueron barridos del mapa. Solamente en Bagdad (tomada el 10 de febrero de 1258), los mongoles mataron a no menos de un millón de musulmanes árabes y persas en cuarenta días, o sea la mitad de la población.

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