BATALLA DE LA TRINCHERA Al-Jandaq (?)

La excavación estuvo terminada en 10 días, pero quedaba una roca que los musulmanes no pudieron fracturar. Ni Abû-Bakr ni Omar ni Ali pudieron quebrarla. Entonces mandaron por el Profeta quien al llegar pidió que le diesen un pico y rociaran la roca con un poco de agua. Entonces dijo: “En el nombre de Allâh”. Se cuenta: Entonces dio el Profeta un fuerte golpe a la roca que estremeció a los compañeros y que hizo que desprendiera chispas. Y dijo “En el nombre de Al·lâh, Persia ha sido conquistada” y dio otro golpe diciendo: “En el nombre de Allâh, Roma ha sido conquistada” y con el tercero golpe la roca ha sido pulverizada.
A su llegada, los enemigos fueron sorprendidos por la trinchera y se sintieron obligados a cercar la trinchera y esperar y no estaban en condiciones de hacer frente a esto con el avituallamiento necesario. Se vieron en una situación de estar a la defensiva pudiendo el Profeta de este modo llevar a cabo su estrategia.
El bloqueo duró 24 días esperando un momento de inadvertencia por parte de los musulmanes para atravesar la trinchera. He aquí a Amr Bnu-Al-Âs y Khâlid Bnu-Al-Walîd los jefes de caballería, que cabalgaron 4 kilómetros y medio esperando la inadvertencia de algún grupo para mandarle una señal a Aba-Sufiân para atravesar la trinchera.
De ahí viene la importancia de la vigilancia a fin de que no se despiste ninguno de los 1500 efectivos musulmanes. Para ello a cada grupo de los 25 corresponde un vigilante; Sa’d Bnu-Mu’âdh con su grupo recorrían los grupos de vigilantes para cerciorarse de la falta de despiste por parte de ninguno de ellos. Esto durante el día. Para ello, tanto Omar Bnu-Al-Khattâb como Abû-Bakr vigilaban tanto a Sa’d- Bnu-Mu’âdh como a su grupo. También, el Profeta tenía la misión de vigilar desde el monte Sal’ a su vez a Omar-Bnu-Al-Khatab, a Abû-Bakr y al resto de los grupos. Cuatro puntos de vigilancia durante 24 días sin ningún fallo.
Los qorayshitas se les ocurrieron una idea, consistente en aliarse con los judíos de Madina, Banû Quraydha. Estos últimos poseían armas con las que podrían matar a las mujeres y a los niños que se encontraban al sur, lo que obligaría al Profeta a dirigirse allí o a aminorar los efectivos que tenía atrincherados, de manera que serían atacados desde el Norte y desde el Sur.
Hoyayy Bnu-Al-Ajtab se dirigió hacia el jefe de Banî Qoraydha, Ka’b-Bnu-Sa’d y le manifestó: “te he venido con lo más exitoso y lo más bueno que esconde la historia; te he venido con Qoraysh y Ghatfân”. El jefe le respondió: “me has venido con lo peor que esconde la historia. Por Dios que no he visto de Mohammad más que cumplimiento de los compromisos y justicia, no me ha tomado nada de mis bienes, no me ha obligado a creer en su religión, y cuando os ha expulsado no me ha juzgado por vuestro error”. Pero Hoyayy no renunció hasta convencerle. Pero le pidió que fuera él el que determinara el momento de atacar a las mujeres y a los niños y romper el pacto.
El profeta había pedido a Sa’d de no declarar en público la verdad de la noticia si fuese mala sino que utilizase una señal que pudiera entender el Profeta solamente para no desalentar a los musulmanes; pero si aún mantenían su lealtad, entonces que lo pregonase abiertamente. Por eso Sa’d-Bnu-Mu’âdh, cuando obtuvo la información, dijo al Profeta: “’Adl y Quârra”, que son nombres de tribus que habían traicionado al Mensajero de Al·lâh (SWT) anteriormente. El Profeta, que comprendió la clave, gritó: “ Al·lâh es el más grande, buen augurio, ¡esperad un triunfo por parte de Al·lâh!” y nadie más que él había descifrado el mensaje. Entonces el Profeta se sentó perplejo y estuvo así un buen rato. Pero los judíos publicaron la noticia en el interior de la ciudad por lo que todos se enteraron. Los hipócritas empezaron a burlarse de los musulmanes y de lo que decía el Profeta cuando estaba golpeando la roca. Al·lâh dice en su libro: [Y cuando un grupo de ellos dijo: ¡Gente de Yazrib (Madina) no tenéis donde estableceros, volveos! Hubo algunos que pidieron dispensa al Profeta diciendo: Nuestras casas están desnudas (desprotegidas). Pero no estaban desnudas, sino que querían huir.] (33:13) Al Ahzâb /( los coaligados).
Los judíos empezaron a ejecutar su plan. Enviaron a un hombre para explorar el fortín donde acampaban las mujeres y los niños. Como centinela estaba Hassân-Bnu-Zâbit, el poeta del Profeta que no entendía de guerra. Safíya, la tía del Profeta (SAAWS) y madre de Zubayr le ordenó a Hassân matar al hombre. Hassân respondió que no era capaz de matar. La mujer tomó la barra y golpeó al hombre dos veces en la cabeza y lo mató. Entonces pidió a Hassân de cortar su cabeza y arrojarla cerca de los fuertes de los judíos para mostrarles que había una vigilancia en el fortín de las mujeres. Hassân respondió que no podía hacerlo. La mujer tuvo que cortar ella la cabeza, a lo que Hassân tuvo que volver su rostro por no soportar la imagen. Luego arrojó ella misma la cabeza decapitada cerca de su fortaleza. De esto pudieron desprender los judíos que había ciertamente vigilancia. Es por eso que el Profeta después del triunfo ofreció una daga a Safiya del reparto del botín, como símbolo de su contribución a la protección de la retaguardia del ejército.
El Profeta marchó hacia Ghaftan, como segunda tribu fuerte después de Qoraysh, con 3 mil efectivos. Negoció con ellos recibir una tercera parte de los dátiles de Madina a cambio de renunciar a la guerra. Le respondieron: “no, queremos la mitad”. El Profeta no aceptó y les repitió la misma oferta. Aceptaron finalmente y el Profeta dijo: “pues, voy a consultar a mis compañeros”. Ellos dijeron: “pero eres tú el jefe”. El Profeta dijo: “ sí, pero la ciudad les pertenece y es preciso consultarles”.
El Profeta demandó la opinión de Sa’d-Bnu-Ubâda y de Sa’d-Bnu-Mu’âdh. Le preguntaron si se trataba de un hecho consumado para callarse. Les dijo el Profeta que no se haría nada hasta consultar con vosotros. Sa’d le respondió: “¡Oh Profeta! ¿Es Al·lâh el que te ha ordenado hacerlo y nos callamos; o algo que quieres que hagamos, y que haremos para satisfacerte; o algo que debes hacer por nuestro bien y por miedo por nosotros?. El mensajero de Al·lâh dijo: “es algo que debo hacer por vuestro bien. Juro por Al·lâh que quiero sólo dividir a los árabes y hacer que os unáis bajo una misma dirección”. Sa’d dijo: “Oh Profeta de Al·lâh, fuimos antes junto con esos una gente incrédula, adorábamos ídolos, y no creíamos en Al·lâh. A pesar de todo eso, nadie codició un solo dátil de los dátiles de Madina sin tener que pagarlo. ¡¿Ahora, que Al·lâh nos ha agraciado con el Islam, van a tomarlo sin pagar por él?!. ¡Por Al·lâh, que lo único que van a obtener de nosotros serán nuestras espadas!. El profeta sonrió y dijo: “como queráis”. Entonces se volvió a la tribu de Ghaftân diciendo: “los dueños de Madina no aceptan el pacto”.
¿Os dais cuenta, los aquí congregados, cuán valiosas son las riquezas de nuestros países y no nos sacrificamos por ellas, siendo así que Occidente viene cometiendo injusticia con nosotros durante tantos años al llevarse nuestras materias primas y devolverlas a nosotros como productos acabados mucho más encarecidas?. Occidente ha seguido enriqueciéndose mientras entre nosotros lo que se ha incrementado ha sido el paro y la pobreza. Debe prevalecer la verdad y la justicia en la producción de los bienes en el mundo.
Han transcurrido 23 días del asedio, y el Profeta se ha visto obligado a enviar algunos efectivos para proteger a las mujeres y los niños. Qoraysh empezó a aventurarse a irrumpir en la zanja. Entre ellos estaba Amr-Bnu-Wad, a quien nadie era capaz de vencer en la lucha libre, un personaje que no había participado en la batalla de Badr ni en la de Uhud por estar de viaje, y hoy descendía en la trinchera con su caballo diciendo: “¿quién me reta?”. Ali dijo al Profeta: “yo lo reto”. El Profeta le dijo: “¡siéntate!, que este es Amr-Bnu-Wad”. Ali insistió: “sí, él es Amr y yo soy ‘Alí”. El Profeta le dijo entonces: “¡toma mi espada! Y rogó para él: “¡Oh Al·lâh, acude en su ayuda! ¡ Oh Al·lâh has tomado a Abâ ‘Ubayda en Badr y has tomado Hamza en Uhud, ¡ no me dejes solo, Tu eres el que mejor hereda!”. ¿Os dais cuenta cuánto quería el Profeta a ‘Alí y cuánta ternura tenía?
Se adelantó ‘Alí al frente en dirección a ‘Amr-Bnu-Wad. El hombre le preguntó: “¿Quién eres tu?”. Le respondió: "Soy ‘Alí, hijo de Abâ-Tâlib”. El hombre le dijo: “¿’Alí Bnu Abí Tâlib?. Hijo, tu padre era amigo mío, no quiero matarte. Apártate”. Ali le replicó: “pero yo sí quiero matarte, tienes que elegir entre tres cosas: decir {Doy testimonio de que no hay más dios que ALAH y de que Mahoma es Su siervo y Su enviado}, regresar a Makka o bien te decapito”. Al escuchar estas palabras de ‘Alí, el hombre se puso enfurecido, hirió su caballo y con su sangre se embadurnó su cara. Entonces lo agredió con un potente golpe de espada que encajó ‘Alí con su escudo. Ambos empezaron a embestirse, y no se vio más polvo ascendiendo. El Profeta no paraba de implorar de Al·lâh: Auxilia, oh Al·lâh, a ‘Alí. La gente siguió con atención el combate hasta que se hizo el silencio y en medio del polvo se alzó una voz: “Al·lâho Akbar” (Al·lâh es el más grande). El Profeta también gritó: “Al·lâho Akbar” Entonces apareció ‘Alí portando la cabeza de Amr Bnu Wad”. El Profeta le dijo: “Arrójala donde se encuentran ellos para que se espanten”
Sa’d-Bnu-Mua’d, a causa de una flecha errática que le alcanzó en su brazo, fue llevado a una tienda en la Mezquita del Profeta donde fue tratado por Rafida por orden del Profeta Este fue el primer hospital organizado por los musulmanes, dirigido por una mujer. Sa’d fue acarreado mientras perdía sangre, y entonces dijo: “¡Oh Al·lâh! Si hay todavía batallas contra Qoraysh no quiero morir sin que las asista, pues no hay pueblo que yo desee combatir tanto como al pueblo que ha dañado al Profeta. Si esta es la última batalla, quiero morir como mártir. Y no quiero que me quites la vida hasta que cures mi pecho vengándote de Banî Qoraydha”.
En ese momento, perteneciente a la tribu de Ashÿa’, una de las tribus enemigas que estaban cercando la trinchera, aparece Nu’aym-Bnu-Mas’ûd, quien se dirigió hacia el Profeta para declarar su creencia en el Islam. Nu’aym dijo: “estoy a tu disposición, esperando tus órdenes”. El Profeta dijo: “Tu para nosotros seguirás siendo una persona íntegra, por tanto puedes simular divergencia con nosotros, pues la guerra es engaño. Te diré lo que puedes hacer…”. Observemos a este juicioso e íntegro hombre. Que aprenda nuestra juventud de él.
Se dirigió a Banî Qoraydha ocultando que se ha convertido al Islam. Y les dice: “Ya conocéis mi amor hacia vosotros y mi odio hacia Mohammad”. Le responden: “tú, entre nosotros, no has sido nunca objeto de ninguna acusación”. Siguió: Esta tierra os pertenece a vosotros no a Qoraysh. Ella –Qoraysh – puede hartarse y decidir desistir de luchar contra Mohammad y regresar con su ejército. Si encuentra que existe una buena oportunidad se quedaría para aprovecharla pero si encuentran riesgo para su tribu os abandonarán a vuestra suerte y no podréis estar a salvo de Mohammad”. Le dijeron: “¿Y qué es lo que propones?”. Les contestó: “Proponed a Qoraysh la guerra y pedidles 50 personalidades de sus notables como aval. Si aceptan eso, significa que quieren combatir; si no, es que os van a engañar”. Dijeron: “Cierto, es una buena Opinión”
También, se dirigió hacia Abâ-Sufiân y le dijo: “Sé que Banû Qoraydha han cambiado su decisión y han propuesto a Mohammad entregarle 50 notables de Makka a cambio de su perdón. Y él ha aceptado”.
Al día siguiente, Abû-Sufian fue hacia Ka’b-Bnu-As’ad y le preguntó: “¿Cuándo vamos a combatirles?”. El otro respondió: “¡envíanos a 50 personalidades para estar seguros de vuestra promesa de lucha”. Entonces Abû Sufyân pensó por dentro: “cierto, tenía razón No’aym Bnu Mas’ûd” De este modo, ambos no se pusieron de acuerdo y terminaron separándose, y ello supuso el principio de la victoria, gracias a un solo hombre. No se le conoce en la trayectoria del Profeta a este hombre otras actuaciones parecidas.
Es Miércoles, y el Profeta sobre la montaña Sal lleva implorando durante tres días Se presentó después de esta plegaria, una noche fría, lluviosa, con un fuerte viento que arrancó las estacas de las tiendas de los enemigos y arrojando lejos los víveres y golpeando sus rostros brutalmente con la tierra y la arena. Así dio comienzo la victoria: gracias a esta potente ventisca.
El Profeta dijo: “¿quién está dispuesto a ir en busca de noticias sobre el enemigo?”. Nadie osó contestar ni moverse a causa del frío y del temor. Repitió de nuevo: “¿quién está dispuesto a ir en busca de noticias sobre el enemigo y le garantizo la vuelta?”. Tampoco se levantó nadie. A la tercera: “¿quién está dispuesto a ir en busca de noticias sobre el enemigo, le garantizo la vuelta y será mi amigo en el Paraíso?”. Nadie se ofreció tampoco. Entonces, el Profeta dijo a Hudayfa Bnu Alyamân: levanta tú. Cuenta Hudayfa: “no encontré a nadie dispuesto a ofrecerse y por Alah que, de no ser por vergüenza del Profeta, no me hubiese levantado. Le dijo el Profetave y procura volver con información acerca del enemigo sin provocar conflicto.
Hudayfa cuenta: “fui temblando de frío, hasta llegar a la trinchera donde empecé a sentir calor como si estuviese en un baño.Y proseguí hasta ver a Abâ-Sufiân buscando fuego para calentarse sus manos. Se dirigió a la gente: “Oh, gente, agruparos a mi alrededor”. Entonces me senté entre ellos y dijo: “Os voy a hablar muy seriamente. Que cada uno se asegure de quién está cerca de él, pues no puedo estar seguro de la infiltración de los espías de Mohammad.”
Prosigue su narración: “Entonces, me anticipé preguntando a dos personas que estaban a mi lado: “¿Quién eres tú?”. “‘Amru-Bnu-Al ‘âs”, me contestó el primero. “¿Y tú?”. Me respondió el segundo: “Muâwiya-Bnu-Abî-Sufyân”... (¿Os dais cuenta de la agilidad mental?. Cuando Amru Bnu Al’âs llegó más tarde a abrazar el Islam, estuvo un año riéndose cada vez que recordaba el incidente.). Miré a Abâ Sufyân y vi que estaba justo delante de mí. Agarré una flecha pensando matarle, pero recordé la orden del Profeta de no provocar ningún incidente, y entonces solté la flecha. Abâ-Sufyân empezó a hablar diciendo: “¡ Oh gente! Se han aunado sobre vosotros la traición de los judíos, el frío y el viento, y como el asedio no se va a terminar, voy a regresar. ¡Seguidme!”. Entonces pensé por dentro: “Dijo verdad el Profeta. Gracias a Al·lâh que no he provocado entre ellos ningún incidente. Luego regresé al Profeta, y tan pronto llegar, volvió a mí el frío. Lo hallé rezando en la Mezquita. Al terminar la oración me cubrió con su capa y de ese modo volvió a mí el calor. Entonces se inclinó y se prosternó mientras su mano me abrigaba (¡Démonos cuenta de la ternura del Profeta!). El Profeta (SAAWS) tan pronto finalizó su rezo y saludar, le dio Hudayfa la buena nueva: “el ejército de Qoraysh retorna”. Se levantó el Profeta diciendo en voz alta: “Que Al·lâh te dé buenas nuevas.”.
Entonces se volvió a su gente y dijo: No hay dios sino Al·lâh, El Único. Ha cumplido su promesa, ha hecho triunfar a Su ejército, ha vencido a la coalición Él solo”. Después dijo: “Hoy podemos conquistarles en vez de que nos conquisten”.
A partir de aquí finaliza la guerra defensiva.
El Mensajero de Al·lâh les pidió a sus compañeros que regresasen a sus hogares (habían transcurrido 24 días de resistencia). En estos momentos vino Ÿibril [Gabriel] por orden de Al·lâh y dijo al Profeta: “¿Habéis depuesto vuestras armas antes que los ángeles? Bani Qôraydha os han traicionado y Al·lâh no ama a los traicioneros.”. Entonces, el Profeta (SAAWS) pidió a la gente regresar otra vez y que la guerra todavía no había terminado (¿Os dais cuenta cuán valiosa es la misión?), y les dijo: “aquel que crea en Al·lâh y en el Último Día, no ha de rezar la oración de Al ‘Asr sino en Banî Qoraydha”. Algunos interpretaron que había dicho que no debían rezar Al’Asr sino en Banî Qoraydha mientras otros las interpretaron como que debían rezar Al ‘Asr tan pronto como llegue la hora de hacerlo aun antes de llegar y acudir después a Banî Qoraydha. Entonces, algunos rezaron el ‘Asr por el camino y otros lo hicieron en Banî Qoraydha, sin que el Profeta haya reprendido a ninguno de ellos (Esta es la ética de la divergencia. Tomad ejemplo, ulemas de la Nación Islámica, y basta de controversia en la Jurisprudencia Islámica)
El bloqueo de Banî Qoraydha duraó 25 días hasta que su gente querían deponer sus armas y abandonar Madina. Pero el Profeta les dijo que tenían que esperar su decisión. Intervino la tribu de Aws apelando a la justicia del Profeta y a su benevolencia. Les dijo: “¿No queréis que lo decida un hombre de los vuestros?”. Contestaron: “De acuerdo”. Entonces les dijo: “Ese no puede ser otro que Sa’d-Bnu-Mu’âdh. ¿Estáis conforme?”. Asintieron, y entonces Sa’d Bnu Mo’âdh, que estaba herido y se encontraba en Madina, acudió montado en un asno y después fue ayudado por dos hombres a incorporarse, dado que la herida le impedía ponerse de pie por sus propios medios. Les dijo: “ha llegado el momento de que la decisión de Sa’d no se vea interferida por el reproche de ningún censurador”. Entonces les preguntó: “¿Aceptáis mi dictamen?”. Dijeron que sí”. Observó al Profeta quien con un movimiento de cabeza le dio su conformidad así como Alí (RAA). Entonces dijo: “Lo que veo es que nos habéis traicionado a todos nosotros. Por tanto, veo que deben ser sacrificados los hombres, sean tomados sus bienes y sean objeto de cautiverio sus mujeres y su descendencia”. El Profeta dijo: “Oh Sa’d has pronunciado el dictamen de Al·lâh más allá de los siete cielos. Y el Islam es Misericordia, pero no con los líderes de la traición”.

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